He leído en tu blog “La última vez en Anllares”, no pude menos que acordarme de las últimas semanas de mi abuelita Isabel, cuando la llevé al chiringuito de la playa, ya casi desierta puesto que el otoño tocaba a su fin… y me dijo… creo que será la última vez que veré este mar…me gustaría quedarme aquí para siempre… mientras se tomaba su cortado y disfrutaba de la compañía mutua que es lo más valioso que les puedes dar a nuestros abuelos, llegado el caso. Tuvimos la suerte de poder cumplir su deseo ya que pudimos esparcir sus átomos en la arena fina de la orilla del mar, pocas semanas después. Creo que nadie muere realmente hasta que desaparecen los recuerdos diluídos en el devenir de las generaciones posteriores, por ello mi abuela todavía vive y la veo a través de mi ventana cada día que amanece. Dicen que todos tenemos un niño en nuestro interior y yo añado que tengo una abuelita de 92 años en mi recuerdo, hasta que algún día se nuble mi espí...